miércoles, 6 de septiembre de 2023

Un año... cosas de Dios y preguntas en el juniorado.

Ha pasado un año desde que recibí como destino la comunidad de Cajar. Llegué con tristeza porque estaba pasando el duelo de Sor Francisca y con miedo ante los estudios.
Llegue también con el convencimiento de honrrar lo aprendido, los procesos y la confianza de Dios y de la Congregación.
El tiempo me ha permitido descubrir todo lo bonito que es vivir abierta a lo que hay y al mismo tiempo lo bonito que es sentir la confianza para aportar, para cuidar, para aceptar y heredar cosas que no sabes de quién, pero están ahí, o mejor dicho cosas de Dios.
Comparto con la Madre Hotilia el gusto por la mejor casa de la Congregación, especialmente por su jardín. Agradezco enormemente la confianza de las hermanas al asignarme responsabilidades que nunca había hecho, tareas y vivencias que me han brindado aprendizajes enormes: mi favorito es que no hay motivos para hacer, el motivo es ser simpre.
Agradezco a cada una: Edurne, Julia, Ana, Araceli, Atonía, Pilar y Hotilia, por su testimonio diario de vida con sentido, vivida, aterritizada y enraizada en la misión, además, en edades mayores con fidelidad al Santísimo Sacramento, la  eucaristía y la fe para iniciar cada jornada con renovada vocación.

He encontrado pedazos de mi puzle personal que me han cuestionado y a la vez me han hecho aterrizar a la realidad.
He visto como el juniorado es una etapa de preguntas que se van respondiendo y que con el tiempo van cambiando  respuesta, se van sintetizando y se va priorizando.
El primer año de juniora mi mayor preocupación era cómo ser consagrada HPM, sentía que habían muchos modelos que me inspiraban y ponían alta la meta, en el camino tropecé, algunos de los modelos ya no están, algunas piedras me han sacado lágrimas, pero lo más interesante al mirar hacia atrás, me han dado respuesta.
Cómo ser HPM: Siendo Agy  Carolina Joza Valencia con 25 años, Colombiana, residente en Granada, religiosa joven, estudiante de magisterio y siendo con otros, con otras..., como el libro  " siendo historia compartida"
Finalizando el segundo año, la pregunta cambió, me di cuenta que, necesita responder al para qué estar en un sitio u otro, los cambios son mi talón de Aquiles y a la vez mi tesoro escondido, siempre lloro antes, durante y después... lloro porque quiero, porque pierdo, porque gano, porque siento... han pasado dos años, he vuelto a Colombia de vacaciones y me sentí super bien, me sentí colombiana, con un acento raro, pero feliz y orgullosa de serlo.
Al fin tengo la respuesta: para querer, para aprender, para cuidar, para dejarme enseñar...
En este quinto año que va comenzando me ronda una nueva pregunta: no es dónde, ni cuándo, es algo de límites y confianza... quizá con el tiempo podré formularla con más sentido.
Me siento contenta de seguir preguntándome y también de poder vivir como consagrada para responder o tal vez para aceptar que hay momentos  y vivencias que no tienen nombre y que simplemente son.



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