sábado, 26 de agosto de 2023

Mi vida tiene sentido cuando confió.



Recibir una misión requiere escuchar atentamente las indicaciones, soñar, sentir miedo, preparar y principalmente confiar.
Confiar en aquellas personas que han creído en tus posibilidades, confiar en que  el camino es compartido y arropado en ambas direcciones, confiar en que la obra es de Dios y que Él es quien la guía, fortalece, anima y sostiene.
Confiar en los procesos, en la vocación personal y en Jesús que desde la cruz confirma,  que un sí vale la pena, que el camino  se va dibujando entre aprendizajes y muchos reaprendizajes, quizá, la forma de cumplir la misión sea cerrando los ojos y abriendo el corazón.
La experiencia del mes vocacional me ha permitido reaprender y poner en valor el regalo de la vocación. Desde el comienzo de la aventura,  el Espíritu  Santo  iluminó a las hermanas para que eligieran como lema del mes " Tu vida tiene sentido cuando la das", cuando lo leí por primera vez,  lo identifique  como  propósito para cada día del mes de agosto, cada mañana en la oración pedía a Dios que mi vida tuviera sentido porque la ofrecía, la compartía y la vivía en comunidad abierta y en perspectiva a jóvenes y familias de la ciudad y del barrio Caribe.
 Hoy que el mes ha pasado, que hemos realizado varias actividades de encuentro, oración, testimonio y apertura me hago consciente, del regalo que ha supuesto esta experiencia para mi vocación, además, desde la nostalgia me doy cuenta  de que en unos años quizá,  no recuerde al detalle cada una, lo que sí recordaré es  que fue un mes de comunidad en movimiento, en oración y en vida.
Cuatro hermanas, cada una desde sus dones ofreció lo mejor en cada espacio propuesto, hermanas que sostienen,  que fortalecen, que están  y que son hermanas...
Agradezco a Juani por enseñarme que la ilusión y la proyección se concretan  desde el corazón que cree y espera con sentido, a María Luisa que desde los detalles evoca la maternidad de nuestra Madre del Patrocinio,  Madre   que cuida con todo lo que es, que ofrece tiempo de calidad y que teje fraternidad con una sonrisa amable y acogedora, y a Isabel que en constante movimiento da sin reserva, cocina con amor, cose, cose y cose con motivación e intenta adaptarse a lo nuevo. 
Son tiempos distintos, pero estoy convencida que aquí y allí, las personas seguimos necesitando lo mismo, ser parte de otros y ser para otros, este es la más significativa de las enseñanzas de este mes.
No sé que nos espera, en pocos años la vida nos ha cambiado y nos seguirá cambiando, cada nuevo curso resulta ser un reto para vivir, vivir de verdad, vivir en comunidad, vivir con sentido y vivir en crecimiento.
Oro especialmente por cada joven que hemos conocido, hay mucha vida llena de ilusión, sueños y motivos, y por tanto, hay mucha misión, mucha vida que contagiar y mucha esperanza que cultivar.
Espero de corazón que cada día que corre,  el Señor fortalezca  nuestra  vocación, nuestras ideas, creatividad, trabajo, acompañamiento y fe.
Espero  que en los momentos difíciles pueda regresar a este mes para recordar,  que el Señor me  dio la fuerza en los momentos en que sabia que no la tenía... me la regalo:  en ellas, en mis hermanas de Congregación, en cada oración, en la vida.
Gracias Padre porque ha sido un mes estupendo para compartir y recibir muchos de tus anhelados y disfrutados abrazos.





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Repaso, reinicio, ilusión