Un encuentro bonito, un recordar, pasar por el corazón lo que nos conecta y sentir que hay algo que nos une siempre, sin importar los kilometros y las horas.
Dios lo permite, Dios nos acompaña cada día.
Son muchos años contados, muchos lugares que nos han nutrido y hay mucho que agradecer a Dios, porque es su obra.
Un proyecto HPM: la comunidad mixta, lugar de vivir el Evangelio, siguiéndole desde la vocación que cada uno ha recibido.
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