La imagen que guió nuestros pasos durante todo el mes vocacional como comunidad, nos invitó a orar para que nuestra
vocación no se apague, sino que se transforme, y seamos capaces de contagiar la
alegría, siendo alternativa, propuesta de una vida de seguimiento, de entrega,
pero sobre todo de: AMOR.
Las personas que nos han acompañado durante todo el mes nos han regalado su tiempo, sus sueños y perspectivas de la vida y de la fe.
Agradezco a Dios por cada uno de ellos, por sus carismas, dones y especialmente por su ser y estar incondicionalmente.
Gracias a Lucila, Herman, Martín, P.Luis, Joani, María Eugenia y familia.
Son maravillosos y valientes cada uno en su misión.
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