Reflexiones compartidas.

 Frente al reto de ser vida con sentido, la pregunta fundamental es: ¿Qué da sentido a mi vida? o lo que es lo mismo, ¿Qué me hace feliz?

Nuestra vida tiene mucho de acción y equivalente a ello, necesita mucha oración, ambas consignas potencian lo que somos y nos permiten asumir la vida con semblante de esperanza.

Las personas suelen reconocer en nosotras mujeres capaces, profesionales, hermanas y amigas,  que de  un modo concreto desarrollamos una labor diaria en distintos ámbitos de la vida y de los colegios, este modo de percibirnos es exteriormente positivo e incluso agradable.

De modo más profundo, quizás más humano, detrás de una mujer que descubre su vocación, se genera sentidos de vida, tanto personal que se expresa en el buen hacer y estar,  como en el de muchos niños, jóvenes y familias que de forma imperceptible han concretado proyectos de vida, esperanza, aliento y apoyo.

Quizá la respuesta cambie en forma, pero,  el contenido es más o menos el mismo, soy feliz, tengo sentido de vida  porque un día   me topé con Jesús y descubrí que su amor, su entrega y fidelidad colman  todo mi  ser, desde entonces, dejé de lado el voluntarismo y decidí abrazar el regalo que me fue dado: Ser HPM con sentido de vida.

¡PORQUE MI VIDA TIENE SENTIDO CUANDO LA DAS!