sábado, 30 de julio de 2022

Experiencia VII Asamblea Trienal

 







He escuchado y querido mucho la frase que dice " recordar es vivir", sobre todo cuando se nos da la gran oportunidad de recordar en comunidad desde un enfoque valioso, desde lo bueno que hace camino.

Participar por primera en la Asamblea siendo Juniora me lleno de expectativa, ilusión, y realidad cargada de optimismo y buenas sensaciones.

Durante el desarrollo de la asamblea vivimos un ambiente sereno, más allá de un trabajo se reflejó la preparación de nuestras hermanas del Consejo General, el protocolo de cada sesión le dio un nivel de magnificencia y en el trasfondo cada hermana tenía una motivación especialmente esperanzadora.

Vale la pena señalar que en una asamblea no hay cambios de fondo, pero sí un alto en el camino, en la parada todas las hermanas de la Congregación de distintas maneras participamos activamente en las reflexiones previas de la realidad, así como las 23 hermanas que asistimos a Cájar tuvimos la ocasión de compartir y convivir varios días con hermanas de las diferentes comunidades y presencias en el mundo con la intensión de hacer presente la vida en verdad, desde la sinceridad de los procesos, y con los brazos y el corazón abierto para acoger lo nuevo y admirar tantas buenas prácticas y modos que sostienen y hacen Congregación.

Como hermana joven de la Congregación me ha permitido abrir interiormente una puerta de vida, de nuestra vida, sentir palpable lo que en el tiempo de formación inicial recibimos por medio del acompañamiento, documentos, enseñanzas y experiencias.

Escuchar y leer lo que somos, traducidos en distintas formas de redacción de las comunidades me han ofrecido un panorama más completo de nuestra unidad en la diversidad, tocar con la vida el Carisma que se mantiene vivo y activo gracias a todas las hermanas que nos han precedido, las que estamos y han estado caminando.

Existen huellas invisibles a la vista que se traslucen en la realidad que tenemos, huellas en nuestro modo de percibir y hacer, la sensibilidad, la alegría, la identidad, la valentía de mujeres agradecidas y comprometidas con la historia y la época en que se ha vivido y se vive.

Tuve la oportunidad de recordar a hermanas jóvenes y mayores que hoy están de otra manera, desde la oración, el trabajo, la presencia en verdad y la motivación, tuve tiempo para agradecer por ellas, porque cada una desde sus posibilidades, en apertura y con el deseo de cuidar han pasado y se han quedado como depositarias y parte de nuestra familia de Hijas del Patrocinio de María.

Doy gracias a Dios y a nuestra Madre por la oportunidad de estar presente en la Asamblea, agradecida con la Congregación por propiciar el diálogo abierto, en verdad y sobre todo en fe y esperanza.

Gracias Señor porque nos hemos sentido acompañadas especialmente estos siete días de Asamblea, te conocimos Señor al partir y servir el pan juntas, al leer en las comisiones y recordar, al apoyar y fortalecer los acuerdos en las líneas de acción para el futuro, sabemos Señor que tú también nos has conocido y nos conoces en nuestro camino Congregacional.

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Repaso, reinicio, ilusión