Una mirada de compresión y ternura que acogía nuestra vida cuando más lo necesitábamos,
una sonrisa llena de esperanza que animaba y engrandecía, un minuto cargado de empatía y
muchísimos detalles.
Hace unos pocos años tuve la bendición de ser trasladada a España concretamente a la
comunidad de Baena, ese año Francisca era superiora de la comunidad y mi formadora de
postulantado, estar al otro lado del charco me parecía una aventura cuesta arriba, aun
sabiendo que otras hermanas me habían precedido en el camino, estaba asustada y me sentía
desprotegida, llegue a Baena y todas las hermanas me acogieron, compartimos la vida, y ella
la anterior general, la que imponía desde su sencillez y cercanía se fue abriendo paso, sin
imposiciones, desde la belleza de un detalle, la escucha atenta y la verdad, un año con ella me
dio motivos para seguir, para apostar por la vida, para crecer como persona y sobre todo para
permanecer.
Recuerdo el día en que llegaste a la reunión de formación con una libreta rosa y un bolígrafo y
me invitaste a escribir todo lo que sintiera, así empecé a escribir, después me enseñaste el
mundo de los blog, tu blog de lectura, el de tu hermana Pilar, los Jesuitas, rezando voy… en
otro momento me llevaste a la biblioteca allí había una sección de libros especialmente para
mí, así empecé a leer… en alguna ocasión recibí una corrección fraterna de tu parte, en otra,
un trabajo que te presente sobre la lectura de hechos de los apóstoles lo llenaste de
correcciones, colores amarillos y rojos… así aprendí a quererte, por tu coherencia.
Tengo la certeza de que confiabas en nosotras, en las jóvenes, tu mirada en el presente y en el
futuro nos convencía, por ello, aunque no perfectas como nos lo enseñaste en una de nuestras
últimas reuniones, sí dando siempre lo mejor que tenemos.
Dos años pasaron en los que nunca deje de recibir un mensaje de aliento, una pregunta
amable por mi familia, una respuesta positiva ante las circunstancias de salud que vivía. Dos
años después y por gracia de Dios fui traslada nuevamente a Baena, esta vez como juniora y
Francisca como Maestra de Gabi y mía, de eso hace un año, pocos años son, pero conocerle
fue uno de los regalos más grandes que hemos recibido como formandas las que hemos tenido
la fortuna de tenerla como maestra y hermana.
Ella que hasta el final nos acompañó, preparó con esmero cada encuentro, ante las
circunstancias opto por la innovación, llegando a reunirnos por meet y enviándonos por
whatsapp videos de cómo cuidar plantas, espirituales y para la vida personal.
Cuando pienso en ella, se mezclan en mí sentimientos, en su mayoría positivos,
agradecimiento por haber podido vivir en primera persona el testimonio vivo de la fraternidad,
agradecimiento por haber podido escuchar sus opiniones, sus deseos de futuro y su optimismo
ante la vida y agradecimiento porque su coherencia de vida me exige una respuesta a todo lo
bueno y bonito que nos deja.
La nostalgia, me embarga y me siento egoísta porque sé que Sor Francisca es de todas, es
pilar en nuestra vida y lo digo en presente porque ella permanece en nosotras, cuando
escucho a mis hermanas de Comunidad, a personas cercanas, escucho la voz de Francisca,
siento que todos tenemos algo de Francisca, se ha ido, lo sé, pero sus consejos, recuerdo y
cariño permanecen en nuestro corazón.
Sí pudiera decirte algo más Francisca sería gracias y como tú lo dices, ¡ya lo sé!, sé que no hay
detalle más bonito que estar y vivir el presente, sé que siempre se puede hacer algo, sé que no
hay nada imposible para Dios y que el trabajo bien hecho más la suma de lo que somos nos
hace ser.
Que dulce fue escucharte, que paz trasmitieron tus palabras...
Cuanto nos enseñaste, cuanto nos comprendiste, cuan Valiente fuiste.
Fue tan valioso un minuto Contigo y muchos tuvimos la suerte de tenerlo.
Gracias Francisca.
Te quiero y te llevo en mi corazón y motivación.
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