lunes, 15 de marzo de 2021

Algo nuevo está surgiendo… no lo notas…crisis

 

Algo nuevo está surgiendo… no lo notas…Crisis

Los espacios de formación e integración con otras congregaciones siento que nos permiten crecer como personas porque nos abren la perspectiva y a la vez nos ayudan a ser conscientes de  nuestras etapas, saber que,  lo que yo vivo y siento es propio de mi etapa o de mi edad y que sentir es de consagrados.

Esta vez la interculturalidad y la diversidad fue la gran riqueza de la formación ofrecida desde el CER para las junioras, tuve la oportunidad de participar en este taller donde 47 hermanas de varios países incluyendo Roma, Mexico, España, Africa y Venezuela estuvimos conectadas durante todo el fin de semana, fue un espacio agradable, dinámico, entre el trabajo personal, el grupal y el general. La exposición y experiencia de las dos hermanas que nos ofrecieron el taller, la hermana Zoraida y la hermana Enaceyla nos dejó cuestiones importantes, compromisos personales y sobre todo mucho ánimo para no absolutizar la vida consagrada y ser una consagrada donde surjan nuevas cosas que permitan caminar en el seguimiento y mantener la esencia de la llamada personal.


Crisis…

 Antes de este fin de semana pensaba que esta palabra indicaba peligro y que si me identificaba con ella mi proyecto de vida podría estar en riesgo de terminar, ahora pienso que es una palabra que hace parte de la vida, que la experimentó por el hecho de ser persona y que sus consecuencias son de trasformación y novedad.

Ante este término es bueno referir y entender su definición: “Un periodo de mayor vulnerabilidad al cambio” (Erikson), es un momento de la vida en que algo nuevo va surgiendo y se va integrando, con posibilidad de que no se dé porque no gestionamos bien los cambios y nos aislamos de ellos, creyendo que haciendo oídos sordos ante ese periodo va pasar por encima nuestro, además de guardar silencio y vivir como quien puede solo.

Los cambios siempre asustan porque implican soltar lo conocido por algo que aún no sabemos qué tan difícil o diferente puede llegar a ser, pero al mismo tiempo es una oportunidad porque me permite construir algo nuevo, me permite caminar en mis procesos humanos e ir integrándome como persona con lo que realmente soy.

¿Cómo saber si realmente algo nuevo está surgiendo en mí?

Escuchar es una de las tareas, escuchar lo que llevo dentro y saber hasta qué punto influye en mí, en mis decisiones y en la percepción ante la vida, sí realmente me permito escuchar puedo darme cuenta que Dios habla a través de su espíritu y el lugar privilegiado para ello es la acogida, la esperanza y la sonrisa de Dios en los pobres. Acercarnos a la profundidad del corazón donde se esconden muchos mecanismos misteriosos que nos vuelven ciegos para ver y torpes para actuar.

 Siento que uno de los puntos que más ayudan a identificar este tiempo, es tener claro qué tipo de crisis estoy viviendo, porque no toda la crisis tiene la misma raíz, pero todas las crisis pueden ser ocasión de nacimiento.

Comenzar un camino de reconocimiento interior y personal ayuda a aceptar el cambio, no tener miedo a narrar lo que soy, a necesitar de otros en ocasiones profesionales que nos ofrezcan claridad y apoyo, un compañero de camino al estilo de Emaús, que lleva a hacerse preguntas y contrastar sentimientos. Confrontar realidades que pueda discernir y orar con Jesús.

Recordar que el sueño de Dios es que seamos personas plenas, enamoradas y felices y que ello pasa por estar en el mundo donde nada nos puede ser ajeno y al mismo tiempo nos debe mantener activos en un constante discernimiento, la búsqueda de dónde se manifiesta el Espíritu. Estamos llamados a acoger el Amor tierno de Dios y ofrecer la propia existencia como Dios nos ofrece la suya, en su totalidad.

Estar dispuesta a reconocer los tiempos de Dios y su gracia, para no desperdiciar las inspiraciones del Señor, para no dejar pasar la invitación a crecer en conocimiento interno de Jesús y si en este estado de vida me sigue confirmando el Señor.

El discernimiento espiritual es una necesidad de ser iluminadas, es descubrir los signos de Dios embarazado de futuro, es una dinámica de vida como dice este hermoso versículo “Desde antiguo guarde silencio, me callaba, aguantaba, ahora como parturienta grito, jadeo y resuello”, es el encuentro con Dios que nos limpia la mirada y al mismo tiempo el don de la indiferencia que nos pone en sus manos y nos deja libres para poder realmente cernir nuestra vida.

Una metáfora muy interesante del taller fue la de la caoba centenaria que la carcoma no puede hacer daño, pero en la madera joven de las nuevas decisiones que constantemente tomamos puede causar estragos, una expresión que nos ayudó a comprender la importancia de estar fortalecidas por dentro, ya que esa carcoma puede hacer estragos por dentro, desde la sutileza o descaradamente.

El taller finalizo presentando las reglas de discernimiento de primera y segunda semana de manera rápida y algunos medios más caseros como la revisión de la jornada vivido como oración y en la mayor disponibilidad y apoyarse de lo cotidiano de la comunidad, además del examen de la oración, una oración que debe encaminarse de la racionalidad a la afectividad, es en el corazón donde guardo muchos elementos que talvez necesito sanar y comprender para avanzar.

Nuevamente la invitación a dejarnos cuestionar, si algo hay, agradarlo y recibirlo como la posibilidad de cambio.

“Porque donde está tu tesoro, ahí está tu corazón”






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Repaso, reinicio, ilusión