Comienza
un nuevo capítulo para este blog y para mi vida y mi deseo es seguir
compartiendo experiencias que generan vida y esperanza.
Comenzó
el día 19 de octubre, comenzó con unas arepas de arroz y un caluroso saludo de
buenos días, alistamos los bolsos y sobre las siete y cuarto salimos en el
carro camino a los Teques. Al llegar nos recibió en la casa de los Maristas una
familia muy atenta y cariñosa, compuesta por los papas y dos hijos, desde
nuestra entrada nos acogieron con detalles, nos abrazaron con su alegría y nos
regalaron algo que no se puede comparar, nos regalaron calor familiar.
Las
hermanas comenzamos nuestro primer retiro del año con una oración preparada por
la hermana Maribel, en ella agradecimos el don de la comunidad, lo que la
referencia y lo que desea se: signo y testimonio de fraternidad; también
preparamos nuestro corazón con un canto del Espíritu Santo que nos acompaña en
nuestra cotidianidad y que deseamos hacer presente en nuestro retiro sobre las Disposiciones
Capitulares para el sexenio.
Desde
nuestros corazones brota la disponibilidad y agradecimiento, por el trabajo,
las oraciones, las reflexiones y todo lo conllevo el XIX Capitulo General y el
documento final.
Desde
el principio de la jornada de desierto y reflexión nuestra pauta fue darles vida
a las palabras, apropiándonos personalmente y trasformando nuestro deseo de
entrega a nivel comunitario y Congregacional.
Al
finalizar el día pudimos abrir los oídos, no solo del cuerpo, sino también del
alma para escuchar el paso del Espíritu, cada una desde su etapa, desde su
vida, desde su historia fue trasmitiendo lo que el Señor en el día nos había regalado.
La
riqueza más grande de este fin de semana, siento que fue el poder compartir y
sentirnos acompañadas por el Señor, en estos dos días sentimos su calor, y nos reconfortó
la alegría de los niños de casa que en nuestro tiempo de oración nos
demostraron que la pureza y la ilusión son rasgos naturales, sus ojos eran tan
bonitos, eran bellos, eran brillantes.
Compartir
con las otras hermanas que viven en la otra comunidad me lleno el corazón de
ternura, alegría y optimismo, por el simple hecho de comprobar que hay pies que
siguen caminando, aunque necesiten bastón porque los bastones a veces se pueden
compartir en elefantes… y las mariposas pueden volar de muchas formas, contemple
que la música no me la robaron y que está en nuestras manos tocar para Dios
tocar…
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