lunes, 21 de octubre de 2019

Tocar para Dios, tocar...


Comienza un nuevo capítulo para este blog y para mi vida y mi deseo es seguir compartiendo experiencias que generan vida y esperanza.
Comenzó el día 19 de octubre, comenzó con unas arepas de arroz y un caluroso saludo de buenos días, alistamos los bolsos y sobre las siete y cuarto salimos en el carro camino a los Teques. Al llegar nos recibió en la casa de los Maristas una familia muy atenta y cariñosa, compuesta por los papas y dos hijos, desde nuestra entrada nos acogieron con detalles, nos abrazaron con su alegría y nos regalaron algo que no se puede comparar, nos regalaron calor familiar.
Las hermanas comenzamos nuestro primer retiro del año con una oración preparada por la hermana Maribel, en ella agradecimos el don de la comunidad, lo que la referencia y lo que desea se: signo y testimonio de fraternidad; también preparamos nuestro corazón con un canto del Espíritu Santo que nos acompaña en nuestra cotidianidad y que deseamos hacer presente en nuestro retiro sobre las Disposiciones Capitulares para el sexenio.    
Desde nuestros corazones brota la disponibilidad y agradecimiento, por el trabajo, las oraciones, las reflexiones y todo lo conllevo el XIX Capitulo General y el documento final.
Desde el principio de la jornada de desierto y reflexión nuestra pauta fue darles vida a las palabras, apropiándonos personalmente y trasformando nuestro deseo de entrega a nivel comunitario y Congregacional.
Al finalizar el día pudimos abrir los oídos, no solo del cuerpo, sino también del alma para escuchar el paso del Espíritu, cada una desde su etapa, desde su vida, desde su historia fue trasmitiendo lo que el Señor en el día nos había regalado.
La riqueza más grande de este fin de semana, siento que fue el poder compartir y sentirnos acompañadas por el Señor, en estos dos días sentimos su calor, y nos reconfortó la alegría de los niños de casa que en nuestro tiempo de oración nos demostraron que la pureza y la ilusión son rasgos naturales, sus ojos eran tan bonitos, eran bellos, eran brillantes.
Compartir con las otras hermanas que viven en la otra comunidad me lleno el corazón de ternura, alegría y optimismo, por el simple hecho de comprobar que hay pies que siguen caminando, aunque necesiten bastón porque los bastones a veces se pueden compartir en elefantes… y las mariposas pueden volar de muchas formas, contemple que la música no me la robaron y que está en nuestras manos tocar para Dios tocar…   




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Repaso, reinicio, ilusión