domingo, 14 de julio de 2019

Primer Tesoro...


Estoy agradecida, me sobran las palabras para  expresar lo agradable y diferente que es la vida desde esta perspectiva.






 Siento que a veces no valoro el gran tesoro que hace parte de mí, de nosotras…, lo  he recibido al entrar a la Congregación como novicia y en estos últimos días lo  he contemplado desde otra perspectiva, con ojos sensibles y de hermana pequeña… he abierto los ojos  y visto  el hermoso tesoro.

Mi tesoro hoy son las hermanas mayores, son ellas las que guardan y hacen a la Congregación, son ellas las que han entregado su vida en diferentes sitios y en distintas circunstancias y son las que han procurado con sus actos el nombre de Hijas del Patrocinio de María.

La realidad de las hermanas  mayores, es una realidad diferente, es una realidad que exige bajar ritmo, sentirte parte, acompañar  y poner la mejor la mejor cara que llevemos.


Aquí no vale pensar en las distancias, los miedos o los asuntos personales, aquí valen las sonrisas, el diálogo, la oración, las sopaipas, la comida juntas, la escucha y lo más importante,  lo siento en mi corazón, es  lo que da sentido,  recordar por quien lo hago.

 …Y Dios que es el motor, me  anima,  y nos lleva de su mano donde estemos, nos da la fuerza para tener  corazones sensibles  y llenos de   sencillez al  servir a las  hermanas y a todos aquellos que necesiten de nosotras.

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