Hemos celebrado el día de Sor
Antonia de una manera familiar, fraterna, cercana, con risas y con amor… quiero transmitir en palabras el día tan
agradable que pasamos con las hermanas.
Todo comenzó la mañana del
domingo 16 de junio, desde las diez de la mañana comenzaron a llegar las hermanas
de las casas de aquí de España, poco a poco la casa se fue llenando de ilusión y
de alegría.
Iniciamos nuestras actividades con la visita
al museo de la Congregación, un lugar
lleno de riquezas materiales y espirituales, desde la entrada, con el cuadro
original de la Virgen del Patrocinio, pasando por nuestros fundadores, bienhechores,
nuestra historia, nuestra actualidad y terminando en la capilla;
en el recorrido gracias al audio
guía pudimos apreciar en su explicación el
mensaje de continuidad y de vida que el
museo y que nuestra Congregación llevan como un verdadero tesoro.
Continuamos nuestra celebración con
la eucaristía de acción de gracias, en ella agradecimos al Señor por la vida de
Sor Antonia, por la labor y el servicio que nos brinda a través de su misión y
por el vínculo de unidad que en ella vivimos.
Lo siguiente en el orden del día
fue la comida, este año, muy cerca de casa, un espacio elegante, acogedor y familiar, allí nos atendieron tres caballeros y dos señoritas que con sus cuidados
y la deliciosa comida nos hicieron sentir bendecidas y afortunadas de poder
celebrar y estar con tantas hermanas.
… Para terminar abrimos el corazón
para recordar los momentos que junto a Sor Antonia nos han ayudado a ser
mejores personas, nos han sacado risas y nos han hecho reflexionar.
Las hermanas jóvenes quisimos preparar ese espacio como un rato en comunidad
y para ello ofrecimos regalos simbólicos a Sor Antonia que representaron todos
aquellos deseos y recuerdos que creemos vale la pena compartir.
Al finalizar el día, sentimos que mereció
la pena, que aprovechamos al máximo cada instante, que
somos realmente afortunadas de tener tantas hermanas, que este tiempo que nos
ha tocado vivir y tener a Sor Antonia por Superiora General es estupendo porque
es de Dios, porque es con amor y porque nos abre caminos y nos recarga de ilusión para no perder la
marcha.
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