Tengo miedo…
Sé que me sigues y me acabas encontrando…
Tengo que decir que
sí, es un si comprometido, un sí de Amor que cambia el mundo, acaso hay un
sueño mejor…
Di sí al sueño de
Dios.
Es difícil plantear
la vida consagrada cuando tú también te
la estás planteando, es un reto trasmitir el Amor que he recibido y que a veces no comprendo y al final…
solo queda Su Obra, muchos rostros y sonrisas, barcos de papel llenos de sueños por
cumplir y una pregunta que resuena en nuestros corazones ¿Cuál
es e sueño de Dios para mí?
Los sueños de Dios tienen que ver con lo que yo tengo en lo
profundo de mi corazón y con lo que realmente me hace feliz, requieren la sencillez
de nuestras vidas, la espontaneidad de acogerlos y la dulzura de vivirlos.
Hay sueños que yo llamaría
“sueños
de hermanos” se me ocurre ese nombre
porque son los que nos surgen al pensar en Dios, son esos ideales que unidos
podemos conseguir, como la felicidad, la equidad y la justicia.
Otros sueños que yo bautizaría con el nombre de “sueños interiores “son esos que nacen
de nosotros, sin esforzarnos porque
coinciden con lo que somos y con lo que
vamos haciendo.
Y por último yo reconocería esos “sueños cotidianos”, los que se van realizando día a día, en la continuidad como nuestro trabajo, nuestra familia y
nuestra Congregación.
Todo lo anterior, me
surge de la experiencia que he tenido está semana pasada en las clases de 6 de
primaria a 4 de la eso, son palabras que
pongo a hermosos espacios, porque esta
semana que estaba dedicada a nivel de diócesis para la oración por las vocaciones
con el título “Di sí al sueño de Dios” fue una semana llena de besos de Dios.
Agradezco mucho a
cada chico y chica que compartió con nosotros lo que creían es el sueño de Dios
para ellos…
Señor, en Tu Palabra confiamos, “MENTE, VOLUNTAD Y CORAZÓN”
San Juan (10,27-30): En
aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y
ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y
nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos,
y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»
La libertad y la vida
eres TÚ.
Gracias también a las profesoras Cristina y Nadia por abrir sus clases a este sueño de Dios.
Os comparto el vídeo de conclusión.
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