sábado, 20 de abril de 2019

Experiencia en la Semana Santa.



Como una urgencia que me  mueve interiormente a compartir lo que he visto y oído, quiero comenzar este escrito dando gracias, infinitas a todas y todos los rostros, las manos, las palabras y los detalles que en esta Semana Santa 2019 he recibido y sentido especialmente.


Tengo la certeza de que este poco tiempo ha sido vivido con conciencia, con entrega y con sencillez, puedo decir también  que es el Señor quien ha obrado  en nosotras y  que hemos sido instrumentos dóciles para que su amor y cercanía se manifestará.


La semana comenzó diferente y los días poco a poco nos fueron planteando alternativas, nuevas perspectivas y ante todo nos ha pedido trabajar  desde la experiencia comunitaria,   y a través de ella la atención pastoral en la parroquia Santa Marina de Aguas Santas,  Desde la visita a familias  y  la catequesis  tipo campamento  con  niños en la escuela hogar, todos estos aspectos tan importantes y a las vez tan nuevos  para mí han hecho suavemente una mella interior, me he sentido responsable pero acompañada y acogida,  he sentido el suelo en movimiento y con ello el ánimo y el aporte personal de cada hermana que ha sabido salir adelante cuando ha sido necesario, me quedo con lo bonito de compartir la misión, lo agradable de formar parte  y con la dicha de reconocer que lo hemos hecho bien y de que nuestra semana santa ha sido un regalo para nosotras y para los que tuvieron contacto con nosotras.


Regreso con la alegría de la resurrección, fortalecida y con la convicción de que  mi vida, nuestra vida y misión tiene sentido, agradezco por ello a la comunidad de Villafranca  que nos recibieron y a la  Congregación por permitirme  experimentar la alegría del anuncio de la resurrección desde este lugar concreto.












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