María Isabel Sánchez es el nombre de una mujer muy conocida y querida en la casa de Cájar, para simplificar su nombre la conocemos todas como Maribel, una empleada que hace muchos años perdió ese rango, es para la comunidad, amiga y compañía.
Su labor actualmente es ayudar en la cocina, preparar la merienda y la cena, pero después de sus labores, y al cumplir su horario de trabajo tiene tiempo para resolver los crucigramas del periódico de la casa, para contar historias y para compartir con las hermanas alegrías y tristezas, es incondicional y muy de la casa.
Su historia con la Congregación comenzó en el mes de septiembre del año 1992:
"Conocí las hermanas a través de mi hermana la mayor, ella entro primero a trabajar en la ropería y luego en la cocina y cuando Sor Angela vino me dijo que si quería venir, yo acepte, pero al mismo tiempo llevaba la frutería que tenia con otra hermana, en ese tiempo empezaron a poner los grandes comercios, y cerramos. Yo no sabía nada de nada en el sentido de cantidades y comida a lo grande y madre mía lo pase mal, gracias a mi hermana y a Sor Otilia yo aprendí mucho, ahora que tuve mis comienzos con muchos fallos lo recuerdo iba en busca de Sor Angela. Yo al principio creí que estaría uno o dos años aquí y mira ya voy por 26 años".
Maribel al compartir tanto tiempo con las hermanas, nos surge la pregunta ¿cuál fue tu primera impresión frente a ellas?, ya que durante estos años haz trabajando y conviviendo desde esa primera impresión.
Me sentí muy acogida por la madres y a mí me han gustado mucho los niños, al ver la labor que estaban haciendo, de darle a los niños una educación, unos valores, que muchas veces en sus casas no los tienen, y ver que ellos se van formando bien.
Veintiséis años son muchos, es un largo trayecto de experiencias, de subidas y bajadas, de reír y compartir, los años trascurren y las personas dejan huellas, es lógico que tu corazón este lleno de ellas, más, cuando sabemos que han pasado muchas hermanas durante el tiempo que has trabajado en esta casa, cuéntanos anécdotas o algún recuerdo especial que te haya marcado.
El momento de esta pregunta fue muy emotivo, porque Maribel removió su corazón y se abrió a nosotras para recordar con cariño a algunas hermanas.
- "En un principio Sor Angela, yo tuve un problema, a mí, ella me tendió una mano y eso yo lo agradezco porque fue una situación, que para mì fue agobiante y ella me tendió una mano, yo respondí, se lo agradezco con todo el corazón, también yo me sentí muy a gusto con ella, la recuerdo que a mí me ha dado un buen trato y estado muy bien con ella".
- "Sor Remedios,la mujer también, su alegría, me dio un libro, ella siempre tenía mucha sensibilidad con sus escritos, me los daba para que yo los leyera."
- "Sor Otilia, ya ese es mi punto débil, porque hemos congeniado mucho, es una mujer que le tengo mucho cariño, es muy humana, tiene mucha caridad, siempre esta queriendo ayudar a los demás, se esfuerza aunque este cansada, ella siempre está, y eso me ha servido a mi de imitación, porque al ser ella tan diligente, por lo menos trato de imitarla, haber si me enmiendo, es la diligencia en marcha, no tiene pereza para nada"
- "La madre Vicenta, ella con sus sabiduría me ha corregido muchas cosas, ella me dice: tu mucho hablar mucho hablar, pero hay palabras que metes la pata, entonces ella me corrige."
- "Marisa, he tenido mucha simpatía asía ella, la mujer lo mismo"
- "La Madre Ana Zamora, es muy agradable la mujer, ella mari, mari, mari, nos hemos tomado mucho cariño."
- "La madre Partorcita, me encantaba porque tenía muy buen sentido del humor y a mi me tenía mucha estima y yo se la tenia ella, bueno yo creo que con todo el mundo la mujer se volcaba"
Todas las madres que han pasado por aquí hasta la Madre Francisca Peña cuando venía a ejercicios venÍa a saludarme con su risa, todas han sido eso, muy especiales para mí.
Después de recordar y emocionarnos, Maribel nos expreso con una voz confiada su razón para la esperanza:
"Para mí los valores de la Congregación son lo que la mantienen en pie, educando, porque abran personas que luchen siempre por esos valores y por seguir adelante."
Por último y aprovechando la experiencia de Maribel, le pedimos un consejo para nosotras las hermanas que estamos preparándonos e iniciando el camino:
"Que todo lo hagáis con mucha alegría y mucho amor, que vienen momentos difíciles, que dan el bajoncillo y se viene uno a bajo, porque titubea uno entre unas cosas y otras, pero, al final el amor todo lo puede."
Desde que supe que este era su último año con las hermanas, quería escribir sobre ella, porque sé que en la Congregación valoramos y queremos mucho a las personas que nos acompañan a diario, sea desde el lugar que sea. Ella, este año se jubila, y por ello en compañía de Viviana y Gabriela, una tarde nos sentamos a charlar con Maribel y a tomar atenta nota sobre su tiempo compartido con las hermanas.
Ha Maribel gracias por recibirnos cada día en tu cocina, por trabajar con tanto cariño y por compartirnos un poco de tu historia con la Congregación.
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