Los últimos días de este mes de julio los he pasado en el pueblo de Villafranca, en la casa de nuestro fundador el P. Luis, una semana para compartir con dos hermanas mayores de la Congregación: la madre Carmen y sor Josefina.
Compartir con la madre Carmen fue enriquecedor, me llevo buenas historias, buenos consejos y charlas repentinas en cualquier sitio, de cualquier cosa y para todas las cosas.
Sus historias trascurren en aquellos días cuando vivía en Bélgica, cuando era niña y su madre le decía, cuando estuvo en mi tierra, cuando decidió entrar a la Congregación... Son muchas las historias que recuerda y lleva en el corazón.
He guardado sus palabras textuales sobre porqué entro en la Congregación.
" En el gesto que veía, sobre todo en el Colegio y con los niños pobres que entraban como a su casa de confianza, que iban a estar bien, y comiditos, yo cuando los veía salir digo: y no pagan nada. Me preocupaba al mismo tiempo que la madre yo le decía y dónde van por el dinero, luego venían señoras y daban limosna, entonces yo sacaba la consecuencia que de eso tenían para los niños y la gente rica también mandaban
garbanzos, bueno,de todo lo que produce la tierra, pero sobre todo era, el gesto, osea, el testimonio".
Su testimonio, es para mi una luz en el camino, es muy bonito saber que un día ella decidió se HPM por el testimonio y la misión que llevaban las hermanas en su colegio y que después de muchos años de consagración lo lleve tan claro y con tanto entusiasmo en su memoria.
En casa estos días ella ha tomado las riendas de la comunidad y ha dirigido con esmero y constancia todos los rezos, se ha ocupado de la puerta en su tiempo, ha arreglado, aceitado y desarmado... la máquina de cocer, y ha tenido detalles para los santos de las personas que nos acompañan en casa.
en definitiva la madre Carmen ocupa todo su tiempo y la tarea que no tiene se la inventa.
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Compartir con sor Josefina estos pocos días, ha sido bonito, ha sido agradable, es una hermana detallista, que estuvo buscando flores para el P. Luis, para el niño Jesús... que pensó en las cenas y comidas del fin de semana, que hablo más de lo que esperaba, y que también tuvo un par de historias para contarme.
Me gusto especialmente una de sus historias del Noviciado,cuando todo era de la época,los cambios eran estrictos y ella reconoce que le costó, y lo confirma al repetidas veces contarme, " yo lloraba todos los días".
Pero como tengo gran interés por guardar sus palabras le he preguntado cómo sintió su llamada.
" Una llamada de Dios, que te dice no te importe el irte, no, porque siempre la familia es una cosa que te cuesta trabajo el irte de ella, pero después, te alegras de irte, cuando yo estaba en Córdoba en el Noviciado lloraba todos los días, me acordaba de mi madre, pero bueno, el Señor me ayudaba y ya está"
La frase " Después te alegras", me ha recordado una parte del salmo 125 " Al ir, iban llorando llevando la semilla, al volver, vuelven cantando trayendo sus gavillas". Son muchas las gavillas que Sor Josefina ha disfrutado después de comenzar, en su corazón y vos aguda se reconoce la alegría de quien ha vivido su consagración.
En casa estos días ella ha estado pendiente del orden y limpieza de toda la casa, ha ido un par de veces al supermercado, para que al regresar las madres la despensa estuviera bien, ha regado y limpiado las plantas y ha pensado en los días próximos con interés y preocupación. Sor Josefina es una hermana ordenada, preocupada y muy comprometida con la oración y el cuidado de la capilla.
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Tengo que confesar que tuve miedo al llegar, no sabía que podría ser y dar, pero conforme fue pasando el tiempo me fui sintiendo cómoda, ellas mis hermanas con sus acciones me ayudaron a convivir, a imaginar, a aprender, y disfrutar de estos pocos días que tuvimos para compartir en la casa del P. Luis.
Sé que mis dos hermanas no verán por sus medios esta publicación, pero personalmente les Agradezco por el tiempo y cariño que me habéis dado esta semana. |
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