Hace
tan solo tres días que termino la 47º Semana nacional de Vida Consagrada y tengo la sensación de que me
inyectaron oxigeno de alegría, de
motivos y de testimonios.
Los días del 5 al 8 de abril María, Encarnación, Lola, Ángeles Guerrero,
Carmen y yo nos dimos cita en la 47º semana de vida consagrada que
se llevo a cabo en Madrid. Este año el título de la semana fue "Jóvenes, discernimiento y vida
Consagrada" en referencia al documento
preparatorio que se hizo para el Sínodo de los obispos sobre los
jóvenes y el deseo sincero por parte de la vida Consagrada de
reflexionar sobre los jóvenes, la llamada a la vida religiosa y el contexto social de hoy.
El aula "Ángel Herrera" de la
fundación Pablo VI ha estado a tope con los más de 600 asistentes a esta
semana, en ella se he podido observar con alegría la intergeneracionalidad de la vida
religiosa, la multiculturalidad de sus miembros y la esperanza que
tenemos de futuro.
Llegamos el jueves en la tarde, pasamos a recoger
el material que estaba compuesto por fotocopias de las intervenciones, libro de
oraciones para iniciar cada jornada, revista de vida religiosa, libro pequeño
titulado “Documentos pre sinodales”, un cuaderno y bolígrafo y la tarjeta que nos identificaba como participantes de esta
semana.
Las intervenciones iniciaron con un vídeo mensaje del Papa dedicado
especialmente para esta semana en el que subrayo "Faltan
vocaciones». Y el riesgo es quedarse en ese lamento, «con música de fondo»,
llorando «glorias pasadas”, así lo ha
advertido y nos ha invitado a abrir caminos y animado a
seguir adelante.
Los invitados a compartir
su experiencia y opinión personal variaron en profesiones, edades y
tintes, es de subrayar el bajo nivel de participación femenina en los días de
ponencias y los videos de los jóvenes dando testimonio, estuvimos con
personalidades de la iglesia y de la sociedad entre ellos: El cardenal Osoro, el arzobispo José
Rodríguez Carballo, el periodista Carlos Herrera, la presidenta de
CONFER M. Mª
Rosario Ríos Álvarez, la presidenta de CEDIS
Dña. Vicenta Estellés Marqués, la rectora de la universidad Pontificia de
Salamanca Mirian M. Cortés Diéguez, el director del ITVR Prof. Carlos
Martínez Oliveras, entre otros que desde su
punto de vista han querido presentarnos el lugar de la vida consagrada en la
iglesia, nuestra pertenencia a la vida y misión y el desafío de la vocación
específica a una de las vocaciones eclesiales: la vida religiosa hoy.
La invitación que giraba
constantemente por las diferentes voces que intervinieron fue la
vivencia de la propia vocación, la alegría que se nos tiene que notar porque
Jesús ha resucitado y la esperanza en el futuro que vamos abrazando.
En estos días se nos pidió la escucha a los
jóvenes, el respeto por lo que son, se nos presenta un panorama de diferentes
jóvenes y se nos deja claro que con marketing Dios no llama, pero el testimonio
de los llamados y su respuesta activa mueve y moverá corazones.
También hemos tenido espacio de aprender a ver en
una pintura la belleza de la vocación, de hacer del camino del discernimiento
un camino de experiencia Amor, de ver brevemente algunos jóvenes de la
biblia, sus llamados - respuesta y de orar todos unidos por que el espíritu
Santo sea el que guíe estás reflexiones y nuestro futuro como consagrados de
este siglo.
Fueron tres días de ver a la vida consagrada con
ojos de amor y de ver a los jóvenes con confianza, mi conclusión de las muchas
palabras bonitas que pude escuchar y constatar al mismo tiempo es que la
vida consagrada está viva, que somos muchos los que apostamos por el
compromiso, es verdad que nos da miedo
“para siempre”, pero también es verdad que en el proceso de formación
voy de la mano de la comunidad, de mi
formadora y del testimonio de las hermanas de la congregación.
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