De la mano de la Pastoral Vocacional de las HPM, las hermanas en formación compartimos nuestro testimonio vocacional. El trabajo personal y previo de hacer memoria de el camino recorrido fue bonito y motivador, a veces no soy consciente de todo lo que Dios ha ido realizando en mi vida y de tantas personas que lo han acompañado y sostenido.
Este espacio me permitió agradecer mi historia vocacional y el Amor que se ha manifestado en ella, por ello quiero compartir un resumen de esa historia.
Esta historia comenzó en año 2014 cuando por
Diosidencias las hermanas del Patrocinio
de María llegaron a mi colegio con una invitación de un fin de semana de retiro
vocacional.
Debo de reconocer que la propuesta de las hermanas me pareció un espacio diferente y una oportunidad para conocer otro estilo de vida, ese fin de semana marco un antes y un después en mi vida.
¿Cómo descubrí mi vocación?
Momentos
precisos que han ido cultivando ese primer sentimiento, ese primer Amor.
Surgió ese
sentimiento interior casi inexplicable, experimente y me hice consciente del
Amor más grande, el de Jesús en la cruz.
Y las
palabras “Pues Nadie te Ama como yo” resonaron en mi mente y corazón, son las
que con el pasar de los años siguen sosteniendo mi vocación y las decisiones
que conlleva aventurarse con Jesús.
La primera forma concreta es la vida en comunidad, cuando decidí tomar enserio mi camino dentro de la Vida Consagrada tenía 18 años, en aquel momento estaba feliz de entregar mi vida a Dios, todo ello implico salir de mi casa, vivir en comunidad, aprender y soñar al lado de las hermanas.
Bien dicen
que hay que conocer para Amar, siento que no hay otra manera de descubrir la
propia vocación, más que aventurándose, al comienzo diciendo pequeños sí, Sí a
la oración, Sí a visitar a los niños de hogares de acogida, Sí a limpiar con
las hermanas, Sí a contar a otros que sientes un Amor tan grande que no cabe en
el pecho y poco a poca la suma de esos sí, hacen el camino bonito, agradable y
compartido.
Desde el equipo de Pastoral HPM, muchas propuestas bonitas, nuevas y de sensibilización que me unieron a otros jóvenes en búsqueda y que me han acercado a hermanas que durante el camino me han apoyado, animado y acogido como son Silvia, Juani, María Luisa, Isabel y Yolanda en Colombia.
La vocación
en mi vida ha sido poner en juego todo lo que soy, sabiéndome acogida y Amada
por Jesús.
Él ha ido
poco a poco indicándome el camino, Él siempre sale a mi encuentro y me susurra
que su Amor es inmenso.
En este camino he sido acompañada por hermanas como son: Antonia G, Francisca, Petra y las hermanas de las comunidades de Baena y Madrid en España, cada una de ellas han sido faro y guía, gracias a su luz he sido muy feliz.
Me encuentro
en la etapa de formación de votos temporales, soy Juniora, es decir, soy religiosa en los primeros años, los
primeros pasos.
Como
experiencia personal, esta atapa me esta sirviendo para tener contacto directo
con el Apostolado de la Congregación, una mayor consciencia de mi vocación,
consagración y procesos de madurez personal.
El llamado de Jesús me interpela a corresponderle a
través de la vida, de la misión específica que la Congregación me asigna y de
la disposición personal a sentirme comunidad donde vaya.
Estos dos
últimos años de mi proceso desde mi primera profesión, he tenido, el gran
regalo de Vivir en Venezuela tierra de gracia, alegría y optimismo.
Nuestra
misión allí se concreta en brindar educación de calidad, espacios de bienestar,
de fe y de esperanza a tantos niños, jóvenes y familias.
Cada mañana que me levanto y le doy gracias a Dios por haberme llamado, cada día que pasa, el Señor me sigue mostrando su Amor en pequeños detalles como la acogida sincera, el alimento, el don de la fraternidad y el ir cumpliendo años dentro de la familia HPM…
Cuando es de Dios, Él nos cuida, nos acompaña en
nuestras luchas y se hace presencia real y cercana.
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