domingo, 13 de junio de 2021

Mi Vocación una respuesta de Amor.

De la mano de la Pastoral Vocacional de las HPM,  las hermanas en formación compartimos nuestro testimonio vocacional. El trabajo personal y previo de hacer memoria de el camino recorrido fue bonito y motivador, a veces no soy consciente de todo lo que Dios ha ido realizando en mi vida y de tantas personas que lo han acompañado y sostenido.

Este espacio me permitió agradecer  mi historia vocacional y el Amor que se ha manifestado en ella, por ello quiero compartir un resumen de esa historia.

Esta historia comenzó   en año 2014  cuando por Diosidencias  las hermanas del Patrocinio de María llegaron a mi colegio con una invitación de un fin de semana de retiro vocacional.

Debo de reconocer que la propuesta de las hermanas me pareció un espacio diferente y   una oportunidad para conocer otro estilo de vida, ese fin de semana marco un antes y un después en mi vida. 


¿Cómo descubrí mi vocación?

Momentos precisos que han ido cultivando ese primer sentimiento, ese primer Amor.

Surgió ese sentimiento interior casi inexplicable, experimente y me hice consciente del Amor más grande, el de Jesús en la cruz.

Y las palabras “Pues Nadie te Ama como yo” resonaron en mi mente y corazón,   son las que con el pasar de los años siguen sosteniendo mi vocación y las decisiones que conlleva aventurarse con Jesús.


Las hermanas con su sencillez, alegría, trabajo, oraciones compartidas y encuentros hicieron que poco a poco ese primer sentimiento tomara formas concretas que me han hecho muy feliz.

 La primera forma concreta es la vida en comunidad, cuando decidí tomar enserio mi camino dentro de la Vida Consagrada tenía 18 años, en aquel momento estaba feliz de entregar mi vida a Dios, todo ello implico salir de mi casa, vivir en comunidad, aprender y soñar al lado de las hermanas.

Bien dicen que hay que conocer para Amar, siento que no hay otra manera de descubrir la propia vocación, más que aventurándose, al comienzo diciendo pequeños sí, Sí a la oración, Sí a visitar a los niños de hogares de acogida, Sí a limpiar con las hermanas, Sí a contar a otros que sientes un Amor tan grande que no cabe en el pecho y poco a poca la suma de esos sí, hacen el camino bonito, agradable y compartido.


Las experiencias de misión en los pueblos de Manizales-Colombia, donde los misioneros llegan a las fincas,  a los campos, como faros de luz y son acogidos y queridos como enviados de Dios. Sin importar la distancia, las trochas los caminos, conocer a Jesús a través de los más sencillos,  me enseño donde está la verdadera riqueza. Está experiencia la compartí con  Juani, Martin, Julián, Sofia Rivero… y otros que vale la pena mencionar, Betcy, Lucila, la esposa de Martin, Alejandra y otras jóvenes.


Desde el equipo de Pastoral HPM, muchas propuestas bonitas, nuevas y de sensibilización que me unieron a otros jóvenes en búsqueda y que me han acercado a hermanas que durante el camino me han apoyado, animado y acogido como son Silvia, Juani, María Luisa, Isabel y Yolanda en Colombia.

La vocación en mi vida ha sido poner en juego todo lo que soy, sabiéndome acogida y Amada por Jesús.

Él ha ido poco a poco indicándome el camino, Él siempre sale a mi encuentro y me susurra que su Amor es inmenso. 

En este camino he sido acompañada por hermanas  como son: Antonia G, Francisca,  Petra y las hermanas de las comunidades de Baena y Madrid en España, cada una de ellas han sido faro y guía, gracias a su luz he sido muy feliz.

Me encuentro en la etapa de formación de votos temporales, soy Juniora, es decir, soy religiosa en los primeros años, los primeros pasos.

Como experiencia personal, esta atapa me esta sirviendo para tener contacto directo con el Apostolado de la Congregación, una mayor consciencia de mi vocación, consagración y procesos de madurez personal.

El llamado de Jesús me interpela a corresponderle a través de la vida, de la misión específica que la Congregación me asigna y de la disposición personal a sentirme comunidad donde vaya.

Estos dos últimos años de mi proceso desde mi primera profesión, he tenido, el gran regalo de Vivir en Venezuela tierra de gracia, alegría y optimismo.

Nuestra misión allí se concreta en brindar educación de calidad, espacios de bienestar, de fe y de esperanza a tantos niños, jóvenes y familias. 

Cada mañana que me levanto y le doy gracias a Dios por haberme llamado, cada día que pasa, el Señor me sigue mostrando su Amor en pequeños detalles como la acogida sincera, el alimento, el don de la fraternidad y el ir cumpliendo años dentro de la familia HPM…

Cuando es de Dios, Él nos cuida, nos acompaña en nuestras luchas y se hace presencia real y cercana.

 



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Repaso, reinicio, ilusión