martes, 30 de junio de 2020

Finalizamos lapso escolar en la distancia.

Finaliza el año escolar en Venezuela, estamos en el tiempo de revisión, dando la oportunidad a aquellos estudiantes que deben mejorar para que pasen al año siguiente. Este último lapso ha sido atípico debido a las circunstancias que nos acompañaron, las medidas de prevención y el vivir el proceso educativo en la distancia.




Ha sido un tiempo difícil, que nos ha permitido buscar alternativas de encuentro y relación, personalmente me ha favorecido en cuanto personalización con los estudiantes y preparación de actividades más claras, más concretas y con un objetivo.

La comunicación que en tiempos normales pudo ser menos fluida se abrió paso entre los muchos mensajes que a diario recibimos en nuestros correos, paginas, celulares, sin mencionar a todas las personas que no cuentan con los medios y realizaron las actividades manuscritas, por momentos fue una oleada de información que desbordo nuestras rutinas de clase y nos enseñó… nos enseñó mucho a los profesores que descubrimos otros talentos en nuestros niños y jóvenes, que vimos crecer y protagonizar a tantos otros que en clase dábamos por perdidos, y recalco todos esos que regresaron, que despertaron, que encontraron en este tipo de educación a distancia  su tabla de salvación y a la vez la oportunidad de demostrar su valentía y creatividad.

Al  revisar  las actividades planteadas y darnos  la oportunidad de “tratar de entender a los jóvenes en sus casas” ,  buscando la manera y los medios de comenzar a estudiar, de leer por lo menos dos veces para entender nuestros planteamientos, y a veces, las respuestas no son  ni parecidas a lo que esperábamos, rondaban sensaciones de frustración, porque quisiéramos estar con ellos para guiarlos, para hacernos entender mejor, porque sentimos que  teníamos que especificar más, rodar menos y ser más concretos.

Y también los representantes han tenido la oportunidad de medirse, no para juzgar que tan buenos padres son, sino para tomar consciencia de su implicación en los procesos, en cada una de las materias y saliéndonos de los temas académicos, de la afectividad y vida emocional de sus hijos. Ellos también nos sorprendieron, unos volviendo a sus tiempos escolares, otros por su indiferencia y otros por ese acompañamiento paciente pero dinámico, la búsqueda de las guías, de los medios, de construir hábitos de estudio y de vida, porque nada ha vuelto a ser igual desde que ellos acompañan el proceso y los profesores mandamos las actividades y calificamos, ha sido un reto para todos.

Nos damos cuenta que nuestros estudiantes les hace falta un buen refuerzo, de lectura, de reflexión, de juicio crítico, de sustentación y fundamento, y a la vez nos damos cuenta que no podemos ser pretenciosos esperando que ellos estén llenos de conocimientos que no les ofrecimos cuando estuvieron de manera presencial, es evidente que la pandemia nos está dejando huella, personalmente la veo evidenciada en los aprendizajes tanto de los profesores, como de los estudiantes y sus representantes.

No sé si volveremos el otro curso de manera presencial, lo que me queda muy claro es que nunca la educación ha sido tan protagonista en los hogares como ahora. Imagino estas mamás preguntando “ya hiciste las tareas” , o esos jóvenes pidiendo ayuda, cosas que talvez no se repetirán, cosas que contar a las futuras generaciones, actos que no generalizan, pero si humanizan, nos hacen familia, el hermoso arte de comunicarnos, en esta ocasión una necesidad.

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