Semana Santa.
El domingo comenzó y las hermanas jóvenes de la Congregación empezamos el camino hacia Cájar, desde que el coche comenzó a rodar para iniciar también nuestra misión aquí en España percibimos que esta experiencia es diferente, Dios nos va mostrando nuevos caminos.
Este día llegamos juntas en un mismo coche y con un deseo acompañar a la comunidad de Cájar y despedir a Nuestra hermana Juana.
Este día los planteamientos rompieron barreras porque tomando las palabras de Andreina, "Ese era nuestro sitio", al final de la tarde participamos de la eucaristía y el coche funeral se llevo a la Madre Juana... de ella me quedan sus sonrisas, su tranquilidad y la conciencia del valor de las hermanas mayores.
Me siento muy afortunada de haber conocido a la M.Juana porque con ella no solo conocí una hermana mayor, conocí un tesoro de la Congregación que durante 76 años entrego por entero su vida, y el domingo subió al cielo siendo el un gran testimonio de que la vida si se pude entregar por completo.
Gracias Juana.
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