Apostolado en el comedor del Patrocinio.
Justo a
las 12:30 tomo mi bata blanca bordada con mi nombre y bajo al -1 de mi casa donde
están los pequeños entrando al servicio y sentándose para comer.
Los
Platos están puestos, los cubiertos tocados y retocados por los niños que van
entrando al salón donde están puestas 4 filas de a 5 mesas cada una.
Lo primero
que hay que hacer es llamar la atención de los 55 niños con un golpe del caso indicando que es la hora de poner orden y subir la mano derecha
arriba para bendecir la mesa, todos, a veces unánimes, otras, no tanto comienzan
a repetir:
” Te damos gracias Señor por los alimentos que vamos a tomar y por la
Señora que los ha preparado. Amén”
Paso siguiente,
Sor Encarnación, Mayra, Ana y yo nos
disponemos a tomar una sopera y servir
el primer plato, los niños están afanosos de saber que toca hoy, el plato favorito son
los macarrones con tomate, desde los pequeños de 3 años hasta los de 5 años
toman la cuchara y comienzan a comer, eso no garantiza que terminaran solos,
pero sí que saben comer solos, solo que a veces es mejor dejarse mimar.
A veces es un ruido inmenso, se van
desesperando los más rápidos esperando a los que mastican a modo tortuga y me preguntan
¿cuándo hacemos la fila para ir al patio?,
y yo respondo: “cuando terminen los otros amigos”, y, a pesar de no superan los 5 años todos han
ido aprendiendo a comer más rápido, a esperar con un poquitín de paciencia, a
pedir ayuda, a hacerse amigos, a ver que estar juntos en el comedor es una
pasada.
El
segundo plato es el más fácil, la mayoría
de niños se lo comen estupendamente, con algunos hacemos excepción les damos también
el postre y así van mezclando y terminan a tiempo de irnos a jugar.
En
fechas especiales el postre es helado, profiteroles o chuches y normalmente
fruta y yogurt.
La comida de Carmen como se llama la cocinera está muy rica y
los niños están satisfechos.
Solo
nos queda de deber enseñarles el valor de la comida en comparación con los
millones de niños que no la tienen y a ser agradecidos por
tenerlo todo de sobra.
Es un
gran regalo que a las 12:30 pueda bajar cada día al -1 a realizar este apostolado que la Congregación me da para vivir y compartir en esta realidad.
Hacía tiempo que no paseaba por tu blog. Me han gustado mucho tus reflexiones y experiencias con motivo del día de la Vida Consagrada. Me alegra mucho ver que eres feliz en la vocación a la que el Señor te ha llamado. Un abrazo
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