En estos días en los que preparo maletas para ir a otra comunidad, pasan por mi mente muchas opciones de estar, puedo simplemente conformarme con los días que pasan en amistoso silencio, compañía y la necesaria soledad, puedo también rememorar el sentido de agradecimiento por un año de vida y fraternidad, puedo permitirme extrañar, puedo soltar, a veces con dolor, deseando la indiferencia, pero siendo humana y asumiendo que los cambios son difíciles, que las gavillas se llevan llorando, que el cantar es cuestión de camino y que la vida cada día es nueva y diferente.
Quiero siempre recordar los abrazos que me recibieron, los consejos que me guiaron y la fraternidad que me arropo en el sentido más libre que he podido recibir.
Gracias a mis hermanas de Baena por este curso 21-22.
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