Los días 9 y 10 de febrero nuestra Congregación nos ofreció un espacio
para la lectura y reflexión de la primera parte de nuestras constituciones
renovadas siguiendo las directrices del Concilio Vaticano II aprobadas ya hace 25
años, la ponencia estuvo a cargo el P.
Eleuterio López, bajo el título de “Nuestras
constituciones, un camino de evangelio”.
Como referencia para los dos días el P. Eleuterio nos ofreció
un panorama dividido en tres partes:
Primero destacó en 17 puntos los rasgos humanos de las Hijas del Patrocinio de María, constatados o
inculcados en las Constituciones y son los siguientes:
·
Sencillez
·
Plenitud humana
·
Generosidad en el trabajo
·
Alegría en el trabajo
·
Uso moderado de medios que favorezcan la salud
del alma y del cuerpo.
·
Fraterna acogida a todos
·
Comprensión maternal de las miserias (Limitaciones)
humanas.
·
Liberación integral de la mujer (la primera
liberada la Hija del Patrocinio de María).
·
Madurez humana
·
Capacidad de dialogo
·
Entendimiento
·
Cultivo de la voluntad
·
Formación humana
·
Coherente unidad armónica de contemplación y acción
·
Integración progresiva en la vida y
responsabilidad de la Congregación
·
Libertad
·
Actitud activa
Segundo, desde
una perspectiva general enumeró también los elementos troncales de las constituciones en 7 puntos:
·
Dimensión Cristológica
·
Referencia ” estratégica” a María
·
Consagración total a Dios
·
Unión de ser y misión.
·
Dimensión eclesial
·
Sentido comunitario y actuar de las Hijas del
Patrocinio de María.
·
Presencia cercana, sencilla y pobre.
Tercero, desarrolló la naturaleza
y fin de la Congregación y la
parte primera de las constituciones titulada “Vida religiosa y apostolado de la Congregación” siguiendo en la mayoría
de los casos los elementos troncales:
A modo de resumen de los apuntes de las charlas quiero
compartir lo que desde mi reflexión personal destacó.
La castidad consagrada es
un don, es una señal de Amor a Dios
y a los hermanos, no nos hacemos duras y sin expresión de nuestros
afectos porque la castidad consagrada se convertiría en puro ascetismo sin sentido. Implica
estimular el valor del matrimonio como
una vocación en sí misma. Recibiendo el
don de la castidad me compromete a vivir intensa y universalmente el Amor.
La castidad crea en
nosotras un ambiente de libertad abierta al actuar de Dios y de generosidad
para la donación sencilla y alegre a todos desde Cristo.
La Pobreza Consagrada está motivada
por el Amor a Dios y a los hermanos, viviendo el desprendimiento
disfrutaremos de una verdadera libertad interior que nos hace más disponibles
para Dios y sus intereses. Se expresa en el cumplimiento del trabajo realizado con alegría y generosidad
para atender las propias necesidades, las de los pobres y las del apostolado.
“Para tenerlo todo sobrado contestarse con poco”
El reto es personal, está en mi no acomodarme, también el desprenderme de mis
propias ideas y prejuicios y entregarme toda con disponibilidad y sencillez.
La obediencia Consagrada
es un acto completo de la propia libertad por la que hacemos la donación de nosotras mismas, es necesario renovar
cuanto más ejerzamos nuestra responsabilidad.
Me pide tomar parte activa y responsable en la implantación del
Reino en mí, en mi comunidad y en el mundo, implicándome con todo lo que soy desde
la alegría y la sencillez.
“Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad” son las Palabras
que deben motivar el ejercicio de la voluntad entregada.
Tomar conciencia de lo importantes que son las mediaciones,
en mi caso mi formadora, mi comunidad y
las Constituciones, es una tarea que tengo y que deseo alimentar desde
mi apertura progresiva y la aceptación y cambio de mentalidad.
Me quedan en la mente muchas cosas por trabajar, pero, también el entusiasmo de que no voy sola,
tengo una comunidad de la cual formo parte, en ella no solo aprendó y me voy
formando para un día llegar a ser Consagrada, sino, también en ella voy descubriendo la belleza de este estilo de
vida, voy recibiendo, voy ampliando mis perspectivas, voy enfrentando mis
miedos, y voy entendiendo que puedo y
tengo mucho para dar, que mi presencia puede ser diferente, puede ser más
alegre, más abierta y más segura porque repitiendo las palabras de mi hermana
de comunidad sor Antonia “ nosotras nos tenemos a nostras” y no hay palabras más
motivadoras que esas, o por lo menos es lo que hoy me creo.